La "durabilidad" depende del kilometraje, del monolito del DPF (núcleo) y del buen estado de todas las piezas auxiliares y de desgaste del motor (bujías de precalentamiento, válvula EGR, termostato del refrigerante, sensores, turbocompresor, etc.).
Por ello, durante la limpieza del DPF, es importante inspeccionar minuciosamente el vehículo en busca de piezas defectuosas para solucionar estas fuentes de problemas (que, entre otras cosas, conducen a un mayor nivel de formación de hollín y a una regeneración prematura).
La limpieza del filtro de partículas también puede realizarse varias veces si el DPF está técnicamente en buen estado, es decir, si la cerámica no está dañada ni muestra signos de combustión.